Este paraje se sitúa en el extremo norte de Vinaròs, lindando con Cataluña, y es una de las pocas zonas donde se puede contemplar la costa virgen y salvaje que hoy todavía resiste al desarrollo urbanístico.
Se trata de una zona costera, de aproximadamente un kilómetro de extensión, repleta de vegetación autóctona, acantilados agrestes y calas de gran belleza, ideal para disfrutar de un agradable paseo en familia y adentrarse en la tranquilidad de la naturaleza, alejada del bullicio de la ciudad.
El lugar está acondicionado con bancos para poder descansar e interesantes paneles informativos sobre el mar Mediterráneo, las especies botánicas existentes, los cultivos agrícolas y el Delta del Ebro, una de las zonas húmedas más importantes de Europa, visible desde el mirador de este paraje natural.